Catorce de Enero - Verano 19

Ansiado verano. Todos los años esperando por ti en los marrones días de otoño, los grises y blancos de invierno, y los verdes lima de primavera. Todos los años contando los últimos días antes de las vacaciones, sintiendo los primeros rayos de intenso calor en mi piel, saliendo por las mañanas con apenas una chaqueta. A veces, ni eso.

Verano. Mi estación favorita del año. Días de libertad, de risas, de amigos. Días de acostarme a las tres de la madrugada, levantarme al día siguiente a las doce y llamarme gilipollas en silencio por perder la mañana; pero luego recuperar esas horas de nuevo durante la noche.

Quedar con gente que durante el curso apenas veo, amigos de fuera de mi ciudad. Conocer más gente, caminar con ropa ligera, entrar en un centro comercial y suspirar de alivio ante el frescor del aire acondicionado, mirar la hora y pensar: "¿Cómo puede ser posible que todavía no haya anochecido?", quedarme a dormir un día aquí y al siguiente allá, planear viajes que jamás se cumplirán.

Ir al cine al menos dos veces por mes. Hacer el bobo en una piscina sin que se me note mucho que nado mal, llegar a casa tras todo un día fuera y descubrir que me he quemado, quedar un día sí y al otro también, no tener que preocuparme de estudios ni de nada en realidad, jugar a mil cosas, descubrir otros mil juegos.

No lo sé. El verano es demasiado bueno. Ojalá pudiera entrar en un bucle que empezara desde el primer día de vacaciones y terminara el treinta y uno de agosto; y ese día, vuelta al inicio de las vacaciones, perdiendo todos los recuerdos,  volviendo a disfrutar de nuevo. Y que durara un tiempo, no lo sé... ¿un año completo? Sí, un año completo de calor, de vacaciones, de amigos, de puras carcajadas, de sentir que tengo alas en la espalda.

Igualmente, el otoño, el invierno y la primevera no están tan mal. Tienen sus cosas buenas, y también los disfruto, pero siguen sin igualar al verano. Porque vivo enamorada de esa estación, de su calor, de sus paisajes, de todo lo que conlleva. 

Quiero una buena tormenta, este verano, el de 2014. Quiero que llueva a mares, y bailar bajo la lluvia, empaparme la ropa sin temer al frío. Quiero correr a sus brazos y besarnos bajo la lluvia, y luego saltar en charcos cuando estemos empapados, reír como chiquillos, como los idiotas que somos.

También quiero un viaje con amigos. Perdernos un fin de semana en una casa perdida en un pueblo, ver pelis, hacer una fiesta en la que sólo nosotros estemos invitados, hacer la comida... qué sé yo.

Y ojalá un verano con Sangre sobre el pan en las librerías. Ojalá entrar en cualquiera, buscando algo que comprarme, y verlo en alguno de los estantes. 

Simplemente, quiero que llegue el verano. Pero como todos los años, como todos los días desde que acaba. Necesito disfrutarlo una vez más. Qué narices, necesito disfrutarlo cientos de veces más. 

Pero, de momento, me conformo con una más.

A ver qué tal te presentas este año, verano número diecinueve de mi vida.