21 ene 2014

[Intoxicados 1] - Playboy

Mi falda escolar se levanta junto con la de otras estudiantes que hay a mi lado. Ellas se la agarran y se tapan para que los chicos que nos acompañan en esta Sala de Purificiación no les vean las bragas. Todos los días lo mismo y todavía no aprenden que, lo más útil, es ponerse unos shorts debajo de la falda. Así, aunque el húmedo y caliente aire purificador nos seguirá levantando las faldas, los chicos no serán capaces de decir algo como: "Hoy Saya llevaba las bragas con estampado de ositos".
Claro, que a una veinteañera como yo, que sigue yendo al instituto por los hechos sucedidos hace tres años, poco le importa ya lo que los chavales adolescentes con hormonas alteradísimas puedan pensar de su ropa interior, o de una misma, o de lo que sea.
Por fin el aire purificador para y podemos pasar al vestíbulo del instituto. Como siempre, ahí están los casilleros para cambiar los zapatos de calle por zapatos escolares. Ahora también guardamos las máscaras de gas ahí.
Me acerco al mío, caminado según me quito la máscara, y luego me cambio de zapatos. Suspiro: zapatos escolares y uniforme escolar para una mujer adulta como yo. Joven, sí, pero adulta. Cierto es que en mi clase hay otros de mi edad, pero... mi cuerpo desarrollado completamente no corresponde a un uniforme escolar. Es que parezco una especie de chica Playboy. De hecho, podrían hacerme una sesión de fotos ahora mismo para dicha revista. Sólo me falta hacerme un par de coletas altas, aunque no tengo melena para eso.
Aprieto el mango de la cartera con fuerza y alzo la cabeza. Bueno, no pasa nada. Sólo un año para terminar los estudios que no pude finalizar y ya está. Podré despedirme del aspecto de colegiala.
Camino con seguridad por los pasillos, sintiendo las miradas de algunos alumnos recorriéndome, hasta llegar a mi aula, donde me siento en el sitio que me tocó hace unas semanas por azar. Está pegado a la pared, en una de las filas más cercanas al fondo. 
Dejo la cartera colgada de un pequeño saliente que tiene la mesa y saco los libros para la primera clase del día: Matemáticas. Es una buena manera de comenzar porque es una asignatura que siempre se me ha dado bien. De hecho, me estoy planteando estudiar esa carrera en la universidad, aunque a saber si el gobierno o quien sea que se encargue consigue poner en funcionamiento alguna. Ha costado con los institutos, no quiero imaginar con las universidades.
Mis compañeros de clase van llegando, algunos solos, como yo; y otros en parejas o grupillos, hablando entre ellos. El profesor, que es al mismo tiempo nuestro tutor, llega pocos minutos después. La delegada de clase nos ordena levantarnos y todos saludamos al profesor con un sonoro "Buenos días" y una leve reverencia. Después, nos sentamos y, en lugar de comenzar directamente con la clase tal y como hace siempre, nos dice que tenemos un alumno nuevo.
Entonces, un chico entra en el aula. Se oye un sonido de sorpresa general cuando vemos que lleva máscara de gas dentro del centro, porque todos comprendemos lo que eso significa: un intolerante. No es algo que afecte al resto, pero sí que provoca cierta pena hacia las personas que lo son.
Sin embargo, el chico se esfuerza para que se le entienda al hablar a través de la máscara, expresándose con el cuerpo y escribiendo algunas cosas en la pizarra mientras se presenta, como su nombre: Kiyoshi Nakamura. 
Finalmente nos hace una pequeña reverencia, diciendo: "Espero llevarme bien con todos vosotros" y todos aplaudimos levemente. Se sienta en el pupitre que le indica el profesor, en la fila del fondo, y luego comienza la clase.
***
Por fin llega el descanso. Cuarenta minutos de libertad para comer el almuerzo y luego volver a las clases. Algunos alumnos van a la azotea, o a la cafetería, pero yo soy de los que se lo comen en el aula. Me siento al lado de un par de chicas y un chico de mi edad, juntando las mesas, y nos lo tomamos tranquilamente.
Es entonces cuando veo al chico de la máscara con su almuerzo, envuelto en un pañuelo que agarra con la mano izquierda, de pie en medio de la clase, como buscando algo. Y entiendo lo que le pasa: necesita un área para intolerantes, totalmente desinfectada.
Me levanto, cerrando y llevando conmigo la cajita en la que porto mi almuerzo, consistente en arroz, un poco de carne y algunas verduras a la plancha; y me acerco a él.
- Hola - saludo, y él se sorprende, alejándose un paso de mí. 
Prácticamente puedo imaginar un enorme símbolo de exclamación sobre su cabeza.
- Soy Saya Fujimori - digo, presentándome, y él extiende su mano derecha, la cual aprieto - Supongo que necesitarás un área limpia - tanteo, y él asiente con la cabeza - Puedo acompañarte hasta allí si quieres.
Él vuelve a asentir y entonces salimos del aula. Le voy acompañando por los pasillos, de paso explicándole dónde están ciertos sitios, como la enfermería, los vestuarios, la sala de profesores, el despacho del director, los baños, la zona para las diferentes salas de los clubs... También le informo de quiénes son los miembros del consejo escolar y a qué clases pertenecen.
Él se mantiene en silencio todo el tiempo, pero me indica con gestos que me está escuchando. 
Finalmente llegamos al área para intolerantes, una zona completamente limpia, desinfectada del gas venenoso que hay en las calles; en donde podrá quitarse su máscara y tomar tranquilamente su almuerzo. Dentro hay unos pocos chavales de otros cursos que comen todos juntos. 
Se despide de mí sacudiendo la mano, y pronuncia un prácticamente inaudible "gracias" a través de su máscara.
Le veo entrar, pasar por una pequeña Sala de Purificación, y luego finalmente al área limpia, dónde se quita la máscara. No consigo verle el rostro, pero sí que veo como los otros chicos le reciben inmediatamente.
Es entonces cuando me fijo en que sus cabellos son rubios y un tanto ondulados. Lleva el pelo un poco largo, y se nota que tanto el color como las formas son naturales. Es un extranjero, pero su nombre es japonés. Quizá tenga padre japonés.
Sacudo un poco la cabeza y me voy de nuevo a mi clase, dispuesta a terminar mi almuerzo.
***
Escalo la barricada que rodea la ciudad. Como siempre, vengo aquí a trabajar a media jornada, para poder pagar las facturas y el alquiler del piso enano en el que vivo; y también la comida y materiales que necesite.
En cuanto llego a la cima, situada a escasos cuatro metros del suelo, me sitúo en mi puesto: apoyo el  rifle de francotirador con mira telescópica y me recuesto en el suelo, comenzando a mirar por la mirilla al área que me corresponde.
Las horas van pasando, lentamente. Deseo llegar a casa cuanto antes, para poder dormir mis horas, y también para poder quitarme la incómoda máscara de gas. De vez en cuando la cosa se anima: uno de los zombies inmunes al gas venenoso aparece en mi área arrastrando los pies, y tras apuntar a su cabeza, aprieto el gatillo. Le veo caer, y no volver a levantarse.
Quedan pocos de esos seres. La mayoría murieron al extenderse el gas venenoso por todas las ciudades. A los supervivientes humanos que pudieron localizar se les repartieron máscaras de gas, y el gas entró en los pulmones de esos seres, que necesitan, como cualquier ser terrestre, oxígeno para que su cerebro funcione. Lo que no esperábamos eran zombies inmunes al gas, ni gente totalmente intolerante a este.
Se instalaron, una vez estuvo todo más calmado, áreas de purificación y barreras aislantes en muchos edificios, así todo el gas venenoso es eliminado en la Sala de Purificación, y luego se puede pasar al edificio correspondiente sin necesidad de máscara. Pero igualmente, siempre hay una pequeña cantidad de ese gas, aunque nada que el cuerpo no pueda soportar.
Sin embargo, hay gente que no puede tolerar esa pequeña cantidad, y por eso llevan siempre máscara, como el chico nuevo de clase. Ellos necesitan áreas totalmente limpias para ciertas cosas.
Veo a otro zombie en mi área y le disparo. Uno menos.
Entonces levanto la vista de la mirilla para mirar mi reloj de muñeca. Media hora y podré volver a casa.
Tomo aire, intentando recordar las clases de hoy en mi cabeza y estudiar malamente así, de memoria; y vuelvo a mi trabajo.
................................................................................................................................................................
Bueno, pues así comienza Intoxicados, narrado desde el punto de vista de Saya; aunque ya os adelanto que hay otro punto de vista más ;)
Por otra parte, como podréis ver, está situado en Japón después del apocalipsis zombie. Allí tienen una serie de costumbres que nosotros no tenemos, como cambiarse los zapatos al entrar al instituto. Cada estudiante tiene unos zapatos especiales para caminar por el centro escolar, y los guardan en unas taquillas que tienen nada más entrar en el instituto. Llegan, se los ponen, pasan todo el día con ellos, y luego cuando se van, se los quitan.
También por lo que he investigado, tienen pequeños descansos de 10 minutos, uno más largo de 40 minutos en el que comen donde ellos quieren, y terminan sus clases más o menos a las cuatro de la tarde. Normalmente, después tienen actividades extraescolares en el propio instituto, en clubs que llevan los propios alumnos. 
Por último, es normal saludar a los profesores cuando entran en el aula saludándolos de pie y haciendo una leve reverencia. 
Son costumbres un poco extrañas, la verdad, pero así son ellos xD Y si lo sitúo en Japón, pues tendré que describir cómo es su vida :P
En fin, espero que os haya gustado. Id preparando vuestras mentes para romance, comedia, drama, algunas escenas picantes y un poco de acción con zombies.
Espero que os haya gustado este primer capítulo, y también espero vuestros comentarios.
¡Sois geniales! ¡Un besote para todos!

5 comentarios:

  1. Wooooo!!!! Por fin! Aún falta Arboribus, pero Intoxicados is already here!!!!!
    Yo, por mi parte, ya sé esas costumbres japonesas (el anime enseña mucho) pero por mi fantástico que las describas.
    Saya me cuadra, pero el nombre de él... Es muy complicado!!! (oséase, japonés 100%)

    C
    G
    M

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La verdad es que Kiyoshi sí que suena muy japonés xD Es como si te llamas Takeshi o Hiroshi xD
      Arboribus por desgracia está un poco aparcado u_u Estoy atascada. Pero bueno, ya se pasará. Aunque mientras tanto le doy caña a estas historias ^^
      Y bueno, la verdad es que yo también las aprendí de los animes (y de buscar por internet xD)
      Eno, ¡muchas gracias por comentar! ^^ Y también por leer.
      Un abrazo muuuuy fuerte :3

      Eliminar
  2. WIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII!!!!!!!!!!!!! INTOXICADOSSSSSSSSSSSS!!!! VAAMOS A INTOXICARNOS CON INTOXICADOOOOOOOOOOOSSSS (? Se nota que no pararé de fangirlear por la epicosidad *O* ¡Vamos, qué mejor manera de narrar un post-apocalipsis zombie! Siendo que no soy muy fan de los zombies-y que todas las novelas sobre ellos que he leído son trágicas-, este épico giro tuyo... bueno, que es muy épico. ¡Oé! Pero bueno, ya de por sí me gusta todo lo que escribes xD Misorian al 100%
    -Pao
    Pd: Muchísimas gracias por tu apoyo, Misora. Mi mami ya salió de sala y está recuperándose :D

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Por cierto, ¡Misora! No puedo comentar el Retorelato :c Pero me encantó, no paré de pensar I'LL STOP THE WHOLEEEE WORLD, I'LL STOP THE WHOOOOLE WORLD FROM TUURNING IIIINTO A MOONSTERRR, EATING US ALIIIIIVEEEEE ♪






      ...
      *Cantando Monster hasta el final* ...BUEEENO. Da mucha cosa, ¿no? Porque llamamos "humanidad" a ser bueno, y se supone que siempre debe ser así, pero no siempre lo es...
      Siempre odié a Hitler.
      En serio, por más humanamente aterrador que sea, es la personificación de lo que más odio D:
      -Pao

      Eliminar
    2. No creo que sea tan épico... simplemente pensé que, joder, estaría bien mostrar mostrar la sociedad DESPUÉS de haber superado (a medias) el apocalipsis zombie. Pero que no estuviera superado del todo, ¿sabes? Que fueran los primeros pasos de reconstruir el mundo.
      Y bueno, como también quería escribir un poco de romance, le di caña a esto xD
      REspecto a lo de tu madre, me alegro mucho de que esté bien ^^
      Pues... puede que Hitler fuera chungo, pero un amigo al que le encanta la Historia me estuvo hablando de Stalin y ese tampoco es que se libre. Por su culpa murió más gente aún de la que murió por culpa de Hitler. Así que... imagina.
      En fin, pues muchas gracias por leer y por tu doble comentario ^^ ¡Eres estupenda!
      Un abrazo de oso amoroso :D

      Eliminar

¡Eh! ¡Ten cuidado conmigo! ¡Tengo una pierna! ¡Y puedo atacarte con ella en caso de no ser respetuoso en tu comentario! Así que vete con ojo...