13 ene 2016

Escarpado


La olas rompen frente a un acantilado.
El acantilado se rompe frente a las olas.

No me importa quién sea el mar, no me importa quién sea la roca.
Quizás estamos al borde del acantilado, quizás a la deriva en el agua.

¿Reímos? No lo sé. Dime tú si lo hacemos.
¿Nos rompemos? Una y otra vez, sin parar.

Rompemos a reír, rompemos a llorar.
Nos rompemos el uno al otro con confianza.

¿Me dejas romperme ante ti? Algo así dijiste, pero,
¿puedo reír a carcajadas y llorar a gritos sin preocuparme?

Últimamente quiero ser honesta y resquebrajarme frente a alguien.
Lo hago frente al espejo porque hay cosas que no pueden salir de aquí.

Pero, ¿puedes romperte frente a mí?
Hay algo que implora por un momento así.

Quizás si te rompes tú, me anime yo también.
Es probable que pienses eso mismo con otras palabras.

No sé si soy la roca afilada tras años aguantando el choque de las olas,
o esas olas que buscan romper la roca para romperse ellas también.

Probablemente sea ambas al mismo tiempo, sea este paisaje.
Probablemente lo seamos los dos.

Por eso no me importa, en realidad, aunque me lo pregunte.
Sólo quiero que nos rompamos todavía un poco más.

Así, quizás las olas rompan el acantilado,
y sus rocas, al caer, formen un lago donde nada se rompe.

2 comentarios:

  1. Me gusto mucho tu poema, justo en estos momentos estoy pasando algo que podría muy bien definirse en esos versos, así que te agradezco sin que lo hayas hecho a propósito, jeje.
    En fin eso era todo lo que quería decir; eso y que me gustan mucho cada una de tus entradas, gracias y adiós chica con una pierna de cuidado :D

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  2. Pero por qué eres tan estupenda. A ver. Explícame tú eso.

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¡Eh! ¡Ten cuidado conmigo! ¡Tengo una pierna! ¡Y puedo atacarte con ella en caso de no ser respetuoso en tu comentario! Así que vete con ojo...