27 ene 2016

Una colisión es posible en la locura


Estamos locos, ¿sabes? Pirados totalmente. Como auténticas regaderas. Se nos ha ido la olla, y la fresa, y el pancho. De nuestros cuellos cuelgan todos los cencerros, vamos como motos a todas partes. 
¿Pero qué vamos a hacer? ¿Echarnos las culpas? Joder, estamos locos porque somos humanos. Míranos. Pasa el brazo por mis hombros y míranos: unos putos locos que tiemblan de todo lo que sienten, incapaces de controlarlo del todo bien. Ríete conmigo. Pringados, pasados de rosca. Ahí estamos, así somos.
Pero no estamos lo suficientemente locos para hacer las mayores locuras, esas que están atascadas en nuestras cabezas, o bueno, al menos en la mía, pero quiero pensar que en la tuya también. Estamos tan locos como para plantearnos la posibilidad, ahí se confirma que necesitamos unos cuantos alienistas, pero ya he dicho el motivo de esta locura tan nuestra: qué humanos somos, ¿verdad? Cuánto sentimos, cómo dejamos que fluya por nosotros. 
A veces siento la tensión de todos los cables eléctricos, todos los imanes del mundo metidos en mi cuerpo y el tuyo a reventar de polos opuestos, todos los deseos imposibles, las locuras no cometidas, queriendo brotar ahí, de golpe, sin consideración ninguna.
Pero pensamos, es inevitable. Pensamos y pensamos, nos carcomemos los sesos y al final, nos decimos que es mejor mantenerlo así, ¿verdad? Es mejor. Sabemos, de algún modo, que acabaría destrozándonos si no. 
Así que agarro los cables y me electrocuto un rato, ¿entiendes?, para romperlos. Me arranco los imanes gimoteando. Elimino esa parte de mi locura.
El problema es que estoy loca de verdad y me surge todo de nuevo. Decía antes de brotar, pues bien: pasa un tiempo y de pronto una chispa, pasa un tiempo y de pronto un imán entre mis costillas. Estoy puto loca y me digo que no pasa nada, pero aquello se hace bola y hola, de nuevo estoy en el mismo punto.
¿Pero qué voy a hacer? ¿Cómo no voy a permitirme algo tan maravilloso?
- La diferencia entre lo fantástico y lo maravilloso es que lo fantástico supone un trauma y lo maravilloso no -
¿Cómo no voy a permitirme algo tan fantástico? 
Que sí, que estoy loca, no me digas más. Pero tú, ¿tú? Tú también. Nos aferramos a lo fantástico llamándolo maravilloso y seguimos adelante. Caminamos, ¿ves? Tu mano sigue en mi hombro, la mía en el tuyo, nos vemos caminar por aquí, por allá. Llevo la mano en el bolsillo para controlar los imanes, los guantes para aparentar lo que no soy, pero porque mi piel queda libre, por si acaso... por si acaso mientras me hablas... 
Caminamos uno al lado del otro, paralelamente. 
Quizás en el infinito, ¿comprendes? Quizás entonces.

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