28 oct 2013

Artefactos - Para el reencuentro

Muerdo la almohada con todas mis fuerzas, hundiendo también las uñas en ella, rompiéndola. No me importa. Soy una miseria de forma de vida, me da igual lo que pueda pasarme.
Tengo ganas de gritar, pero mi voz queda ahogada en mi garganta por mis propias lágrimas. Soy un deshecho. Yo... no tenía derecho a matarles. No lo tenía. Ellos, pensaran como pensaran, merecían vivir. Aunque me odiaran, aunque me atacaran. Merecían vivir. Y yo los maté. Sin pestañear. Vi como morían ante mis ojos, entre mis manos. Casi puedo seguir sintiendo su sangre caliente sobre mi piel, como si quemara recordándome lo que les hice.
Contengo mis sollozos. No quiero despertar a Joana, que duerme a menos de dos metros de mí. 
Me alegré tantísimo de verla. Cuando volví, tras ser curada por un médico, tras quitarme los Artefactos y también el casco, fui directamente a mi nuevo cuarto. Quería meterme en la ducha, llorar, desahogarme, y luego dormir.
Pero cuando entré me encontré a Joana con su pijama puesto, secándose la cabeza con una toalla. Inmediatamente se me llenaron los ojos de lágrimas y corrí a abrazarla. La apre
té contra mí con todas mis fuerzas, y ella hizo lo mismo conmigo. Tanto tiempo compartiendo cuarto nos había convertido en auténticas amigas.
Lloré en su hombro, explicándole mil cosas, y ella me consoló. Habló conmigo durante horas, y se lo agradecí muchísimo. Luego me dijo que debería darme una ducha y acostarme, y eso hice.
Desde ese encuentro han pasado tres días, y sigo torturándome por las noches. Puede que no tanto como la primera noche, y seguro que mañana me torturaré menos que hoy, pero la sensación de ser un asco está ahí todo el tiempo. Durante el día queda oculta por los entrenamientos, por la compañía. La noche y su soledad traen los demonios.
- Yleendra - me llama Joana, susurrando. 
Abro los ojos en la oscuridad, sorprendida, y luego frunzo el ceño. Mierda, estaba despierta. O peor, la he despertado. Y me ha oído llorar.
- Entiendo que está siendo muy duro para ti, pero tienes que ser fuerte - me dice, y vuelvo a hundir las uñas en la almohada - Y sé que puedes serlo. Sé que puedes superar esto, y sé que podrás internarte en otras batallas sin sufrir tanto. El mundo necesita... no, Amalgama... no; yo necesito que seas fuerte.
- Lo intento - digo, entre sollozos.
- Inténtalo más. Para los soldados es difícil asumir que matáis a gente, pero los de control somos los que os ordenamos hacerlo. Es también nuestra culpa, y necesitamos que los soldados seáis fuertes para no sentirnos mal, o peor - me explica - Así que, por favor, sé fuerte. 
Me sorbo los mocos y asiento en la oscuridad. Ella no sabe que he asentido, no puede verme, pero se calla y creo que entiende que haré lo que me pide.
Me doy unos segundos para tranquilizarme. No tengo sueño, y tampoco tengo ganas de forzarme a dormir, por lo que me levanto y, tras lavarme la cara en el baño, salgo de mi cuarto.
Mis pasos me guían por pasillos vacíos, apenas iluminados, solitarios; hasta que llego al comedor. Allí encuentro, curiosamente, las luces de un lado encendidas.
Entro y miro a ver si hay alguien, y sentado en una silla, recostado en ella, con el cuello apoyado en el respaldo, mirando al techo, veo a Ludwig.
Me acerco a él y me oye llegar, porque gira la cabeza hacia mí. Se incorpora en su silla, sentándose bien, y me dedica una sonrisa pequeña a la cual respondo con otra. 
- ¿Qué tal, guapísima? - me pregunta.
- Así asá - respondo, colocándome un poco el pelo.
- ¿Has estado llorando? - pregunta, tomando mis manos entre las suyas y mirándome a los ojos.
Respondo apenas con un asentimiento de cabeza.
- Bueno, si te sirve de consuelo yo también - dice, sonriendo ampliamente - Y mi compañero de habitación. Creo que todos lloramos por las noches últimamente.
- Pues vaya una panda de sensibleros que somos - digo, sonriendo también y sentándome en el borde de la mesa - Deberían darnos clases de frialdad emocional o algo.
- El ambiente de guerra y los duros entrenamientos son esas clases - me dice, mirando mis manos - Por cierto, ¿fue a verte Astrid? - me pregunta, y al ver mi ceño fruncido ante la confusión, añade - La chica que casi te quema viva.
- No, pero un par de días antes del bombardeo me la encontré en un pasillo y se disculpó - contesto.
- Algo es algo - comenta Ludwig, encogiéndose de hombros, y después se levanta - Deberíamos irnos a dormir. Mañana tenemos que madrugar.
- Pues como siempre - digo, echándome hacia atrás y quedando tumbada en la mesa.
Miro al techo. Es igual que el del comedor que usábamos antes. La única diferencia es que está más limpio y que los fluorescentes están más nuevos. Iluminan mucho más, supongo que porque aquí abajo no hay ventanas, lo cual hace que el ambiente sea aún más tenso que de costumbre. Me siento una especie de rata de laboratorio.
Noto que Ludwig se sube a la mesa conmigo. Gatea hasta quedarse encima de mí y mira mi brazo izquierdo. Sé dónde mira. Uno de los cables que conectaban el Artefacto con mi propio brazo se partió mientras estaba en combate, y se quedaron dentro todas las agujas y cables. Cuando llegué aquí, y aunque el médico las sacó todas y me curó y muchas de las heridas se cerraron sin problema, sin dejar cicatriz, ésta me dejó una extraño estampado: mis venas se notan en ese área, se ven perfectamente. Incluso se puede ver, si se mira con atención, la sangre pasando en su interior.
Yo le miro a él a la cara. Tiene una cicatrizante herida en el rostro. Una herida que pasa por su ceja derecha, partiéndola al final de la misma. Y seguro que no es la única. Tendrá otras tantas por todo su cuerpo.
Pobres humanos. Ellos no pueden curarse con un beso.
Acaricio su rostro, pasando el pulgar por su herida con cuidado, y él se acerca a mí, apoyándose en sus antebrazos, y me besa con cariño.
- Ojalá pudiera dormir contigo - me susurra después, acariciando la punta de su nariz con la mía.
- Algún día podremos, cuando todo esto haya acabado.
- Prométeme que no morirás - dice, alejándose de mí y mirándome seriamente a los ojos.
- Puedo prometerte que lucharé por mi vida hasta el último momento, que jamás me rendiré - respondo, y él asiente con la cabeza, para luego levantarse de la mesa y tenderme la mano para ayudarme a levantarme.
La agarro y tira de mí, y tras un abrazo fuerte, nos despedimos, tomando cada uno la dirección hacia su respectivo dormitorio.
................................................................................................................................................................
Pues aquí estamos una vez más con Artefactos.
LUDWIG ESTÁ BIEN, como podéis comprobar. Celebremos xD
Pero aviso de que cosas, cosas chungas, van a pasar. ¿Recordáis los momentos más violentos de Sangre sobre el pan? War sacándole los ojos a Pendulum, en el primer capítulo; Hunger desgarrando la piel de la mujer-lobo; el elfo oscuro haciendo cosas asquerosas... Bien, pues... será algo parecido xD
Intentaré que no sea extremadamente violento. Seguirá siendo literario y, por lo tanto, bello dentro de lo que cabe xD
Pero quedáis avisados. Si veo que queda muy violento, pondré una advertencia arriba. Y ya está, todo solucionado, amigos y amigas.
Así pues, la historia continúa.
Muchas gracias a Pao D'Cid y Cgm por haber comentado el anterior capítulo, y también por haberlo leído ^^ Sois geniales :D
También sois geniales los que simplemente leéis, pero no tan geniales. ¿Por qué, decís? Porque no comentáis. Así que si queréis ser igual de geniales que ellas, COMENTAD ò_ó
Por fi :)
Ale, nos leemos... cuando sea. 
Un besote a todos :DDD

6 comentarios:

  1. ¡¡¡YAAAAAY, EL YLUDWIG VUELVE A LA ILEGALIDAD!!! *danza feliz* ¡DANZAD! (? Me encantó el capítulo, como siempre... Astrid. Bastante apropiado, el nombre... (? Tengo una cuñadita que se llama Astrid. Es una pequeñaja, pero no mi cuñadita preferida (?
    ¡¡¡WUUUU, ESCENAS ÉPICAS DE BATALLA SE APROXIMAN!!! *golpea la mesa como vikingo en una taberna* ¡Eso, eso! ¡Por más extra violentas que sean, serán épicas! *O*
    -Pao

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Bueno... de guerra habrá más, pero la que se avecina no es exactamente de guerra xD Ya verás, ya ;)
      Seeeeh, la ilegalidad les mola a estos dos, y me alegro de que te guste xD
      La verdad es que estaba buscando nombres alemanes, como Ludwig, y vi Astrid y dije: "Es el que más le va a la jodía", así que se lo puse xD
      En fin, muuuuuchas gracias por leer y comentar, Pao :D Y por cierto, vi la entrada de la entrevista. No la comenté ni nada porque soy así de chula y gilipollas xD Pero la leí, ¡que conste!
      Muchos besos, estupenda :3

      Eliminar
  2. Uf! Están todos vivos (Oeeeee!!!!!) La tipa esa (para mí va a seguir llamándose así) se disculpó! (No tan oe!)
    Beethoven y Yleendra son más monos *.*
    Cosas más chungas??? Uy uy uy (ai que patirem) Bueno, las soportaré!!! (Se intentará)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Bueno, oeeee dos cosas xDDD Parece que a Yleendra le va bien... DE MOMENTO. Mwahahahahahha.
      Lo siento, tengo que hacerla sufrir. Es la guerra. Y si todo le fuera bien sería un aburrimiento, en realidad xD En fin, yo aviso, AVISO, que no todo será felicidad.
      En fin, muchas gracias por tu comentario, y por leer :DDD
      ¡Un abrazo! >O<

      Eliminar
  3. perdón por no comentar pero es que no tengo tiempo...pero igualmente leo porque me super mega encanta esta novela!!! y me encanta esta pareja!! sigue así :)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Nada, nada. No pasa nada. Comenta cuando puedas ^^ Ahora que sé que lo lees mucho mejor, y será una alegría cada vez que vea un comentario tuyo ;)
      Me alegra un montón que te guste tanto la novela como la pareja :D Es genial ^^
      Muchísimas gracias por comentar y leer :3
      ¡Un abrazote!

      Eliminar

¡Eh! ¡Ten cuidado conmigo! ¡Tengo una pierna! ¡Y puedo atacarte con ella en caso de no ser respetuoso en tu comentario! Así que vete con ojo...