Amores platónicos, musas diarias, danzando.

Me enamoraría de ti desde lo más profundo de mi corazón si pudiera. De ti también, por supuesto.

Pasaría los últimos minutos de mi día pensando en ti, y amanecería con tu imagen en la cabeza. Todos los días lucharía por hablar contigo, por encantarte, por hacer que tú te enamoraras de mí del mismo modo que yo de ti. Todos los días intentaría estar a tu lado, sentiría mi corazón latir más rápido al tenerte cerca, me sentiría feliz por cada sonrisa que me dedicaras, pasaría los minutos escuchando tu voz y viendo cómo te cambia la cara al reír, haciendo que esto me llenara el pecho de alegría. Daría todo de mí para ayudarte, todo de mí para que fueras feliz cada día.

Y sois ambos tan distintos. 

Tú. Tú con tu melena corta, los ojos castaños, los labios y rasgos finos. Tú con tus respuestas hilarantes, con esa manera de hablar tan particular, con tu cuerpo delgado, digno de sílfide, pero con todas sus curvas. Tú y el mar de tristeza en el que pareces vivir, mar en el que me sumergiría para tomarte la mano y tirar de ti hacia arriba, hasta que salieras de él, para nadar contigo hasta la orilla, descansar sobre la arena, y después explorar el mundo y mostrarte lo que te has estado perdiendo. Porque ojalá pudiera hacerte sonreír todos los días. Ojalá pudiera amarte con todo lo que soy. Ojalá pudiera dibujar contigo durante horas y hacer graciosos dibujos mezcla de nuestras dos maneras de dibujar. Ojalá viéramos películas juntas, camináramos juntas de la mano, sintiendo tu palma más pequeña y tus dedos más finos que los míos. Ojalá pudiera estrujarte contra mí y luego besarte, y reír a carcajadas, e invitarte a algo aunque fuera en un McDonalds. Ojalá pudiera verte engullir frente a mí, tener una conversación agradable, hacer el loco y hacer disfraces contigo.

¿Y tú? Tú. Pelo ondulado y corto, rostro que se arruga al sonreír, ojos oscuros pero llenos de luz, estilo militar al vestir. No muy alto, no muy bajo: mi estatura. Rostro anguloso, acento de otro lugar. Venas que se marcan en tus brazos y que llegan hasta tus manos, capaces de tocar canciones que pasaría horas escuchando y que hacen que me emocione. Sentido del humor particular, conocedor de cualquier tipo de música, buscador de curiosidades, atrevido para hablar con desconocidos, extrovertido, goloso. Ojalá pudiera bromear contigo sentados en un sofá, y acabar besándonos con sonrisas imborrables en nuestras bocas. Ojalá pudiera abrazarte ahora que hace frío, abrazarte todos los días, saludarte con un beso. Ojalá fuera tu musa y sacaras mil instantáneas de mi; y ojalá fueras mi muso y pudiera pensar en personajes que me inspiraras, dibujarte en todos los estilos que quisiera. Ojalá hacer duetos contigo, cantar mientras tu tocas, escuchar música juntos, intercambiar canciones, dedicarnos otras.

Pero no puedo. No puedo permitirme el lujo de desearos a mi lado por las noches, ni de enamorarme de vosotros. No puedo desear vuestros cuerpos, siquiera. Mucho menos imaginar un romance entre nosotros. 

Sin embargo, siempre estaréis ahí, de algún modo. Mi mente, dividida en tantos mundos, puede permitirse uno para vosotros. Uno en el que bailemos pegados durante horas. En uno soy yo quien lleva, en el otro, soy llevada. 

Bailamos una y otra vez en un espacio amplio, compartimos el momento, nos miramos a los ojos, sin hablar. Nos basta con eso. O mejor dicho, me basta con eso.

Al fin y al cabo, sois conocidos interesantes, conocidos con los que entablaría una gran amistad; pero en el sentido romántico, no pasáis más allá de amores platónicos. 

Y aunque así sea, en realidad no me importa, porque conmigo está el mejor de los amores, y no necesito, ni deseo en realidad, nada más.