7 mar 2014

[Intoxicados 13] - Fluir

Despierto por el ruido de mis propios gritos. Estaba soñando, estaba teniendo una pesadilla, y he gritado en ésta y en la realidad. 
Me incorporo y me llevo las manos a la cabeza, agarrándola, tirando un poco del pelo. Noto que estoy empapada en sudor, que mi corazón late con fuerza, que aún tengo miedo, que mis ojos están muy abiertos y que parecen negarse a pestañear. Me siento llena de adrenalina.
Las imágenes se repiten en mi cabeza como pocas veces. Incluso puedo sentirlo en mi piel, en mis manos. Puedo ver los ojos de aquellas dos personas. Puedo verles, todavía. Tengo sus expresiones de ira y terror en mi mente. Veo a la mujer intentando golpearme con una tubería metálica rota, gritando, intentando matarme. Siento el terror de la muerte recorriendo mi cuerpo. Más aún cuando oigo el chisporroteo eléctrico de una táser a mi espalda. Y no dudo en agarrar con fuerza el cuchillo que tengo y salvarme a costa de mat
ar a otras dos personas. Me lanzo primero sobre el hombre y le apuñalo, y luego sobre la mujer. Acabo con las manos absolutamente empapadas en sangre, y la ropa también. Acabo con sus cadáveres, con sus ojos vacíos de vida, a mis pies.
Cuando hice aquello, cuando les maté... comencé a gritar. Estaba matando gente. Gente. Personas. No eran zombies, eran personas. Pero me habían intentado matar, y tenía que sobrevivir. Aunque eso no evitaba que me sintiera como una psicópata, y que lo que hacía me provocara un enorme sufrimiento, que me odiara a mí misma por ello.
Todo esto lo recuerdo en apenas unos segundos. Todo esto lo acabo de soñar. He soñado un recuerdo. Y cuando estoy encogiéndome sobre mí misma, intentando protegerme de algo, intentando cerrar mi mundo, la puerta de mi cuarto se abre.
Levanto la cabeza y me doy cuenta de que había comenzado a llorar. Veo a Kiyoshi a contraluz, agarrando todavía la puerta, con gesto preocupado. Se queda mirándome un par de segundos y luego viene directamente a mí. Me envuelve con sus brazos y yo me agarro a él con fuerza, hundiendo la cabeza en su hombro.
Empiezo a llorar desconsoladamente. Pero él me aprieta contra su cuerpo y me hace sentir un poco mejor. Me hace sentir que no soy un monstruo, que nadie va a matarme. Me hace sentir querida.
No sé cuánto tiempo pasamos así: yo llorando, él tranquilizándome; pero acabo tumbada en el futón, con la cabeza apoyada en su pecho, escuchando latir su corazón, y también sintiendo una de sus manos acariciándome.
- ¿Qué te ha pasado? - me pregunta, susurrando.
- Una pesadilla - respondo.
- Tiene que haber sido más que eso - contesta, y se incorpora, haciendo que acabemos los dos sentados.
- Deja de ser tan espabilado - le digo, y le doy un golpe suave con la cabeza.
- ¿Es por lo que decías el otro día? Eso de que no eres buena persona - me pregunta.
- He dicho que dejes de ser tan espabilado - contesto, y me vuelvo a tumbar.
Entonces Kiyoshi se mueve, poniendo ambos brazos a los lados de mis hombros, quedándose encima de mí apoyando su peso en sus manos. Me mira con seriedad y yo frunzo el ceño.
- No hagas esto - le digo, desviando la mirada, un tanto molesta - No te acerques a mí así. No quiero...
- ¿No quieres qué? - me interrumpe - ¿Enamorarte? ¿Que te guste? Joder, si ya te gusto.
- ¡Pero no quiero que me gustes más! - exclamo, esta vez mirándole - No puedo permitírmelo.
- ¿Sabes qué? Cuando todo iba bien, también existía la posibilidad de perder a las personas que querías de un día para otro: infartos, accidentes de coche, derrames cerebrales... - me dice.
- Pero ahora existe eso y los zombies, y el gas venenoso - digo - ¡Te he visto sangrar por la nariz por no poder respirar bien!
- Simplemente salgamos juntos, disfrutemos de lo que podamos - dice, y luego añade - Por favor.
Tomo aire, dudosa. Sí, me gustaría. Me gustaría salir con él, besarle, que fuera mi novio. Ir a sitios a comer, o a cenar. Estudiar juntos. Caminar de la mano. Sería bonito.
- No puedo, Kiyoshi - le respondo - No quiero perderte. O mejor dicho, no quiero perderte de la manera en que perdí a mi gente.
Él suspira profundamente y luego se deja caer a mi lado. Se tumba, tapando sus ojos con el antebrazo, y le miro. No se mueve de su postura, ni parece dispuesto a irse de mi cuarto, por lo que me doy la vuelta, quedando de espaldas a él, y trato de dormir.
Han pasado varios minutos cuando siento que se mueve, que se coloca justo detrás de mí en la misma postura que yo, que pasa su brazo por mi cintura y me abraza desde la espalda.
- Yo dejaré que las cosas fluyan, Saya - me susurra - Tú haz lo que quieras.
Me quedo pensando unos segundos en ello, y entonces me digo que por una noche que me acurruque un poco entre sus brazos, por una noche que reciba un poco de cariño, no me pasará nada; por lo que me pego más a él y me aprieta más contra sí. Me dejo llevar un poco por la paz que siento hasta que me quedo profundamente dormida.
***
Termino de escribir en el ordenador del aula de mi club la crónica sobre los días de rodaje del corto que he grabado. Lo verá todo el instituto, así que a la revista extraña que se trae mi club con otros le viene bien una crónica sobre el asunto, para que la gente la compre. Normalmente la compran porque es barata y suele tener información sobre exámenes, profesores, actividades de clubes, historias del instituto... además de cotilleos y otras bobadas.
Así que escribo las últimas palabras y luego le doy una lectura rápida en la que corrijo unas pocas cosas. Cuando termino el jefe del club y su novia lo revisan y dicen que está bien, que si me permiten hacer un par de cambios. Les digo que me da igual y me levanto. De hecho, decido que lo mejor será irme a casa y luego a currar, a seguir despejando la zona norte.
Abro la puerta y salgo. Estoy recorriendo los pasillos cuando de pronto oigo una voz femenina que me llama. Me giro y veo a Midori, la chica con la que suelo almorzar, corriendo hacia mí subida en unos tacones de infarto. Frunzo el ceño, confundida al verla de esa guisa.
- Saya - dice cuando está a mi lado - Tengo que pedirte un enorme, enormísimo favor.
La miro desde abajo, porque subida en esas máquinas de tortura para pies es más alta que yo, y hago un gesto con la cabeza para que me explique.
Me cuenta con gesto preocupado que en su club, el de Danza Moderna, acaba de irse una de las componentes. Eran cinco en total, y ahora son cuatro. No habría problema de no ser porque estaban preparando una serie de bailes para el festival que se celebrará en noviembre, en el que al parecer pretenden dar una pequeña actuación. Me dice que necesitan a esa quinta integrante porque si no todas sus coreografías quedan desequilibradas y asimétricas. 
- Y pretendes que yo me ponga a bailar - digo, cerrando los ojos.
- ¡Sí! - exclama - Por favor, Saya. No sé a quién pedírselo. 
- Supongo que tendré que aprender a moverme en tacones... - digo, encogiéndome de hombros, y ella me agarra de las manos y me da muchísimas veces las gracias. 
Me pide que la acompañe para ver sus coreografías, y cuando estoy allí, me arrepiento de haber aceptado. Yo no sé bailar así, y se lo digo. Les digo que tendrán mucho trabajo que hacer conmigo, y me dicen que empecemos de inmediato. Me enseñan los primeros pasos de una de las cuatro o cinco que tienen, y voy pillándole la práctica. La verdad es que el tiempo se me pasa tan rápido que para cuando miro la hora, tengo que salir corriendo para ir al trabajo de lo tarde que llego.
***
Otra vez no, por favor. Otra vez no. 
Uno de mis compañeros se ha visto, de pronto, rodeado por varios zombies, y uno de ellos le ha mordido. Les he matado a todos con una precisión surgida de la rabia, y ahora mi compañero está tendido en el suelo, apoyado malamente contra una pared. Me pide que le mate. Que no quiere convertirse en "un bicho de esos".
Le digo que no puedo. Que no puedo matarle. Que le aprecio, que es mi compañero, que es un humano. Que me dolería muchísimo matarle, pero él insiste. De hecho, contacta con el jefe del grupo para preguntarle si tiene permitido morir tras ser mordido, y éste le contesta que sí.
- Por favor, Fujimori - dice, llamándome por mi apellido - Por favor.
Las lágrimas empiezan a brotar de mis ojos al darme cuenta de que voy a tener que volver a hacerlo, de que ya no serán seis personas muertas a mis manos, serán siete. Saco la pistola de su funda y la pongo su frente. Es entonces cuando dice:
- Siempre quise morirme besando a la que era mi prometida. Supongo que morir de un tiro en la frente por una joven como tú es algo similar, de algún modo.
Me sorbo los mocos y le digo:
- Toma aire y aguántalo.
Bajo el arma y le quito la máscara de gas, para luego quitármela yo. Entonces paso la mano por su rostro, acariciando la barba de dos o tres días, para después besarle dulcemente, primero en la frente y luego en los labios, y le beso mientras subo el arma a su sien, y también cuando disparo, haciendo que muera como él quería morir.
No tengo tiempo para lamentarme porque siento que me ahogo. Me coloco la máscara de gas tan rápido como puedo y luego respiro, observando su inexpresivo rostro. El rostro de la muerte.
- Lo siento - le digo, aunque no pueda oírme - Lo siento mucho.
La brisa se levanta, agitando los cabellos que quedan fuera de la máscara. Me dan ganas de sentarme en el suelo y no hacer nada, pero no puedo permitírmelo, porque ya oigo los gemidos de nuevos zombies a mi espalda.
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Dije que sería un capítulo duro para Saya y lo ha sido.
EL QUE AVISA NO ES TRAIDOR xD
Por cierto, una táser es lo que he puesto en la primera imagen, ese arma de defensa propia (o no) que básicamente electrocuta. Creo que puede llegar a ser mortal, pero no lo tengo muy claro.
Respecto al dibujo que he hecho de Saya, es ella en los últimos momentos del capítulo, girándose para matar a los zombies. Lo que pasa es que os habréis fijado que bajo la máscara de gas se le ve el rostro... bien, eso no pasa con las máscaras de gas xD Simplemente quería que se viera el gesto que tiene... y tal. Aunque tampoco es que se vea mucho por el pedazo flash que soltó la cámara cuando hice la foto xD Pero es que así le da un efecto guay (?)
Y bueno, tengo que darme prisa en escribir esto porque he quedado con mi padre para comer y no quiero llegar tarde, que si no me lo imagino así "D:" esperándome. Muy así "DDDDD:"
Pobre hombre xD
Muuuuchísimas gracias a Pao Del Cid y Cgm por comentar el anterior capítulo. ¡Sois geniales! ^^ 
Por cierto, ayer me pegué una panzada a responder comentarios y ya sólo me quedan... creo que seis entradas sin responder. Así que en seguida me pondré al día ^^ Pero muchas gracias a todos los que comentáis por hacerlo, de verdad. Yo siempre leo lo que escribís y es muy importante para mí.
Bueno, pues nada más... ah, bueno, preparaos para el martes con el próximo capítulo, ¿vale? ¿VALE? xDDDD
No va a pasar nada malo, ya os lo adelanto.
Mweeehehehehehe... :P
Ah, y bueno, me improvisé un cosplay/disfraz de Plague xDDD El aburrimiento es lo que tiene. Os dejo aquí unas fotos y si queréis que haga una entrada explicando cómo lo hice (que vamos, fue muy sencillo) me lo decís.
¡Un abrazo para todos y nos leemos la semana que viene!





2 comentarios:

  1. YOU ARE THE PLAGUE!!!!! YOU ARE THE PLAGUE!!!!!! ♪
    (No sé si reconociste la canción... creo que ya la has escuchado, de Crystal Castles :3 Hiper mega Plague.)
    MISORA, QUÉ COSAS LE HACES PASAR A SAYA, TÍA. (? QUE LA POBRE VA A ACABAR TRAUMATIZADA, SI ES QUE NO LO ESTÁ YA DDDDDDDDDDDD:
    Sube una entrada sobre el cosplay :3 Me dan ganas de hacer uno, PERO MI ROSTRO ES DEMASIADO BELLO PA'L INTERNEC (? No, en realidad es que no me dan permiso :$
    QUIERO UNA TASER.
    -Pao

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  2. Pero no te quites la máscara, Plague, que te va a dar algo!!!
    Estoy de acuerdo con Pao, nos bas a dejar a Saya hecha trocitos y llorando en un rincón. Aunque me encanta el detalle de que haga que su compañero muera como quería, no creo que matar sea demasiado bueno para su salud mental.

    C
    G
    M

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