11 mar 2014

[Intoxicados 14] - Fetiches

Me saca de mis deberes el ruido de lo que parecen unos tacones en el piso inferior. Lo primero que me viene a la cabeza es que Saya esté andando con zapatos de tacón puestos, pero me resultaría extraño, más que nada porque es miércoles y son las siete de la tarde. Hoy ni es noche de fiesta ni es nada. 
Así que, con la concentración rota, me dirijo al piso de abajo, siguiendo el ruido; hasta que llego a la zona más abandonada de la casa, porque como somos sólo dos, no necesitamos más habitaciones de las que usamos. 
Abro una de las puertas corredizas, y me encuentro a Saya vestida con los mismos shorts que usa para dormir, una camiseta interior de tirantes y unos tacones de aguja puestos. Del bolsillo de su pantalón sale un cable que va directo a sus oídos, y ella baila, o mejor dicho, repite los mismos movimientos una y otra vez, como si se equivocara constantemente, pero yo lo veo bien.
Me quedo observando cómo se mueve, y cómo de vez en cuando sus pies y toda ella se tambalean debido a la altura de esos taconazos. Pierde el equilibrio pero lo recupera al instante, mejorando a cada segundo.
Decido sentarme y quedarme mirando, viendo la tensión de los músculos de sus piernas, la firmeza de éstas, la fuerza que tiene su estructura física. No es precisamente una chica menuda, flaca. Tiene un cuerpo bien formado, atlético, de caderas anchas, de piernas y brazos fuertes. Su espalda es ancha aunque siga las líneas de un cuerpo femenino.
A mí suelen gustarme, físicamente hablando, chicas más delgadas, pero desde luego su cuerpo no me desagrada para nada. De hecho, me atrae, más ahora que puedo verlo con más piel al descubierto que nunca.
Y además, baila. Ella baila, aunque se equivoque. Y va subida en esos tacones que realzan sus piernas y sus posaderas. Mueve la cadera, se agacha, se pone las manos en la cintura... y puedo ver esto con todo detalle, a menos de tres metros.
Estoy pensando en acercarme a ella por detrás, quitarle un auricular y susurrarle algo al oído mientras deslizo mis manos por su cuerpo, cuando se gira y se pega tal susto al verme que se cae hacia atrás.
Salgo de mis pensamientos de inmediato para acercarme a ayudarla, teniendo mi mano, la cual ella agarra para impulsarse y levantarse mejor.
Se levanta y por primera vez la tengo a mi altura. Normalmente la veo un poco desde arriba, pero ahora que la tengo de frente completamente, no puedo hacer más que pensar que es una chica de gesto atrayente. Es por sus ojos, estoy seguro. La forma que tienen: rasgada, como la de todo el mundo por aquí, pero de manera diferente. Rasgada hacia arriba, en la zona más alejada del lacrimal.
Pero no sólo eso. Es la forma en que mira. Esa mirada fuerte, provocativa, socarrona. Lo que expresa simplemente con sus ojos, con un mínimo cambio en estos. Expresa todo en ellos, y a la vez, uno no sabría decir en qué piensa exactamente hasta que ella misma te lo dice.
- No sé si me gusta o me disgusta que me mires así - dice, sacándome de mis pensamientos, y esbozando una sonrisa juguetona.
- ¿Así cómo? - pregunto yo.
- Como si fueras un cazador mirando a su presa - responde, y me eriza la piel al pasarme un simple dedo por el brazo cuando pasa a mi lado para salir de mi cuarto.
El tacto de ese dedo, el breve recorrido, queda grabado en mi piel como una cicatriz hecha con fuego. Me arde, y deseo que el resto de mí también lo haga.
Me giro y veo cómo se marcha del cuarto, y cuando ya está fuera, pregunto:
- ¿Por qué has hecho eso? ¿No se suponía que no podías permitirte...?
- Bueno, he decidido que las cosas fluyan un poco - responde, interrumpiéndome, quedándose quieta - Necesito un poco de tiempo, Kiyoshi, ¿entiendes?
- Claro - respondo, sintiéndome muy feliz de pronto - Lo entiendo.
- Genial - contesta ella, girándose un tanto hacia mí con una leve sonrisa en sus labios - Y bueno, quería decirte que puedes seguir acostándote con otras chicas, quiero decir... no estamos saliendo ni nada, así que no es traición, y eres joven, como yo, por lo que lo comprendo perfectamente - dice, y me sorprendo, más aún cuando añade con toda naturalidad - En realidad yo también iría a discotecas a ligarme a chicas.
- ¿A chicas? - pregunto, con sorna.
- No, me refiero, si fuera un chico - contesta, riéndose.
- Puedes ligarte a chicos - digo, como si fuera obvio.
- ¿Para qué? Ya te tengo ligado a ti - responde, y luego me guiña un ojo.
Esa respuesta me deja completamente fuera de juego. No me la esperaba, y no sé si ha querido decir que no necesita a ninguno más, que conmigo en realidad podría acostarse cuando quisiera si le diera la gana, o ambas cosas; pero haya el significado que haya tras esa respuesta, sé que estoy completamente de acuerdo, y sé que me ha encantado.
***
Son ya los últimos días del primer trimestre. Llegarán pronto, prontísimo, las ansiadas vacaciones de verano, las más largas de la vida estudiantil japonesa: varios días de julio y todo agosto para hacer lo que queramos. Apenas quedan unos días para eso, tres, y no puedo esperar más.
Las actividades de mi club ya han cesado, pero yo sigo viniendo a tocar el piano. Me gusta tocarlo. Es un piano de cola y no puedo desaprovechar la oportunidad de tocar semejante instrumento. El que tengo en casa, que apenas toco porque me trae recuerdos tan felices que actualmente son tristes, no suena ni la mitad de bien que éste. 
Y a veces Saya viene a cantar un rato conmigo, como hoy. El otro día me dijo que escuchara una canción que a ella le gusta y que sacara la parte de piano, que cantaría conmigo. Lo hice y hace un rato hemos estado aquí, a dúo. También hemos tocado un par más, ella me ha pedido una pieza de un compositor, y ha cerrado los ojos mientras yo tocaba. Y ahora he decidido que ha llegado mi momento de cantar. 
Estoy nervioso. No lo estaría normalmente, pero lo estoy, porque cuando decidí tocar esta canción y cantarla, no pude si no pensar en Saya. Es como si se la estuviera dedicando, aunque ella no lo supiera. Para mí va completamente para ella.
Comienzo a tocar antes de que ella pueda, siquiera, pedirme otra. Y poco después comienzo a cantar, a decirle un poco lo que siento por ella, lo que pienso a veces, lo que me gustaría decirle en otras ocasiones, como cuando me despertó gritando en medio de la noche y la vi aterrorizada, agarrándose la cabeza, con los ojos muy abiertos, llorando, encogida sobre sí misma. 
Así que se lo digo. Le digo que quiero reconciliar la violencia en su corazón, que quiero reconocer que su belleza no es sólo una máscara, que quiero exorcizar los demonios de su pasado, y que quiero satisfacer los deseos no cumplidos en su corazón. Le digo eso junto con muchas otras cosas. Y me sorprendo al ver cómo ella, en ocasiones, hace una segunda voz que me acompaña, como si también me lo dijera. Incluso llega a apoyar su cabeza en mi hombro, y se queda así hasta que termino de tocar.
Separo las manos de las teclas y observo las suyas, que descansan en sus piernas. Acerco mi derecha a su izquierda y la rozo suavemente, pero ella la aparta. Estoy temiendo que sea un rechazo, más aún cuando deja de tener la cabeza en mi hombro, pero entonces veo que intenta buscar mis ojos a través de la máscara de gas, y que desiste, pero igualmente se acerca a mí y le da un beso a la máscara en la zona donde estaría mi boca.
Pero yo no me contento con eso. Me llevo las manos detrás de la cabeza, y comienzo a desabrochar las tiras que sostienen la máscara, a pesar de la mirada preocupada de Saya, que incluso pone sus manos sobre las mías y me dice que no lo haga.
Sin embargo, yo sigo adelante. Qué lo voy a hacer. Siempre he sido un poco imbécil.
Doy una última bocanada de aire antes de separar la máscara de mi rostro, y luego paso una mano por el suyo hasta tener las yem
as de los dedos apoyadas cerca de su nuca, momento en el que la atraigo hacia mí y la beso. No puede sentirse mejor: sus labios húmedos, suaves, calientes como el resto de su boca, la cual no me corto en explorar con mi lengua, haciendo que un beso en principio dulce termine siendo enormemente pasional.
Comienzo a quedarme sin aire y lo suelto, para luego volver a tomarlo. Saya se separa de mí, preocupada por oírme respirar, pero le digo volviendo a hacer que esté cerca:
- Tranquila, puedo estar un par de minutos respirando esto.
Me deslizo a su cuello y lo acaricio con mis labios, escuchando que de su garganta que se escapa un levísimo suspiro que se intensifica cuando me decido a hundir los dientes en su tersa piel. Ella se mueve y se sienta sobre mí, besándome, como hizo aquella ocasión. Y yo no me conformo: la agarro desde abajo, desde sus piernas, llegando a tocar sus nalgas por encima de la falda; y la levanto. Voy con ella hasta la cola del piano, donde la dejo, donde ella apoya su espalda dejando las piernas fuera, alrededor de mi cadera, atrapándome.
Me inclino sobre ella y sigo besándola, incluso me atrevo a acariciar los laterales de su cuerpo, a sentir un poco la forma de sus pechos, y luego a agarrar su cadera y atraerla hacia mí, como queriendo estar más cerca, ansiando una unión totalmente física.
Es cuando estoy bajando por su cuello a besos cuando noto una sensación burbujeante en la nariz. Me alejo rápidamente y corro a donde he dejado la máscara, sintiendo ya una gota de sangre cayendo por dentro de mi nariz. Me la pongo con velocidad y precisión, y luego miro a Saya, que está ya de pie, colocándose la ropa. Me encojo de hombros y ella dice:
- Una pena.
- Puedo seguir haciendo cosas con la máscara puesta - digo alta y claramente - Quiero decir, tengo manos, por lo tanto dedos; y también tengo... ya sabes.
- Sinceramente, preferiría hacer ese tipo de cosas en un lugar más privado. Si tú eres un pervertido fetichista de lugares públicos, búscate a otra chica - responde con sorna, cogiendo su cartera.
- Hasta hace un momento no te quejabas - comento, y ella contesta:
- ¿Quién se quejaría ante algo así? 
- Y de todos modos, si quieres intimidad, tenemos mi casa... - propongo no muy sútilmente.
Ella me mira unos segundos con cierto escepticismo y después dice un claro y contundente "no". Yo me dejo caer al suelo dramáticamente, de manera exagerada, para que vea que mis ilusiones se han roto, y ella se ríe mientras se aleja para volver a casa.
...............................................................................................................................................................
¡EJUEM!
Ya os dije que os prepararais y tal. Y era por esto. Por la subida de tono que ha habido de golpe xD
Y todavía quedan unas pocas... llamadme lo que queráis pero me siento orgullosa de todas ellas porque me han quedado fantásticamente bien.
Bueno, en general esta historia me ha quedado MUY bien. Así os lo digo. Toda la historia. Me siento muy orgullosa de mí misma :')
En fin, la canción que versiona Kiyoshi es esta:


Había encontrado una versión estupenda, una cover de piano y voz cantada por un chico que era de verdad genial para este capítulo... pero resulta QUE HAN BORRADO EL VÍDEO.
No sabéis la rabia que me ha dado, de verdad xD Hay otra cover en Youtube de piano y cantante masculino; pero no me convence. El resto son todo chicas, o cover de piano sin voz, o de voz sin piano, o de guitarra... y como que no. 
En fin... respecto a las vacaciones de los japoneses, la verdad es que tienen pocas. Muy pocas. Unos días en fin de año, cosa de mes y medio en verano, una semana como por Marzo o Abril (Golden Week, la llaman ellos)... y poca cosa más. Nosotros tenemos unas vacaciones mucho más largas en comparación, y eso si no contamos las festividades de cada ciudad/país.
Respecto a lo demás, al menos sabemos que Saya va a seguir un poco adelante. It's something! xD
Y bueno, debería irme a dormir. Mañana comienzo a trabajar (nada muy serio xD Una corrección de la versión en inglés de un libro. Pero me pagan. Y mi nombre aparecerá entre la gente que editó el libro. O eso me aseguró mi padre xD En todo caso, es una oportunidad) y tengo que madrugar y son las 3:21 de la madrugada y esto no puede ser.
Así que, gracias a Pao Del Cid y Cgm por haber comentado el anterior capítulo, y gracias a todos los que vais siguiendo la historia ^^ Espero que os esté gustando.
¡Un abrazo de oso para todos!

3 comentarios:

  1. ¡AY! Ya lo he decidido, este es mi capítulo favorito. ¡ES QUE TE QUEDÓ TAN BELLO, HERMOSO, ÉPICO, PERFECTO! ♥W♥ I CAN FEEL THE LOVE TONIGHTTTTTTT
    Es que primero va Kiyoshi observando a Saya mientras baila, EJEM, EJEM, y luego Saya con su epicosidad y pude sentir lo que Kiyoshi sentía y para más una canción de Muse y AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHH ESTE CAPÍTULO HACE QUE MI LADO ROMÁNTICO EXPLOTE EN UN GRAN PUKE RAINBOWS DE CORAZONES *WWW*
    Sí, Misora, deberías irte a dormir Misora, QUE TIENES TRABAJO MISORA (? Yo me desvelo también pero por tareas. AUNQUE NO ES QUE ME QUEJE DE QUE HAYAS PUBLICADO... QUE SIEMPRE ES ALGO BUENO :3
    Y MÁS CON UN CAPÍTULO TAN ADJSJDJLDLFJSJDSJKSF.
    ME DAN GANAS DE LLORAR, DE LO HERMOSO QUE ES.
    PERO YO NO LLORO.
    ASÍ QUE NO LLORARÉ.
    PUNTO.
    *Llora*
    -Pao

    ResponderEliminar
  2. Gran capítulo y todo eso pero, aunque a lo mejor tú no (no lo sé) la gente normal suele necesitar dirmir así que DUERME!!! (Y si no necesitas dormir no sabes lo que te pierdes, así que peir para ti)
    Eeen fin, como iba diciendo al principio, gran capítulo. Y, por mí, no te preocupes por las salidas de tono, ya sabes (o deberías saber) que yo el problema lo tengo en cuanto los órganos internos entran en escena

    C
    G
    M

    PD: A todo esto, qué libro es y de quién??? (Título en inglés)

    ResponderEliminar
  3. es sabado y no hay nuevo capitulo :CCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCC

    ResponderEliminar

¡Eh! ¡Ten cuidado conmigo! ¡Tengo una pierna! ¡Y puedo atacarte con ella en caso de no ser respetuoso en tu comentario! Así que vete con ojo...