«El hombre es el único enemigo real que tenemos. Haced desaparecer al hombre de la escena y la causa motivadora de nuestra hambre y exceso de trabajo será abolida para siempre». — George Orwell (1903 - 1950)
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-Hola, pequeña.
La voz ronca del hombre que era su
dueño crispó la tranquilidad de la joven. Levantó la vista lentamente para
encontrarse con aquella mirada que siempre la desnudaba.
Se acercó a ella. La muchacha llevaba uno de
sus tantos vestidos apretados, cortísimos, y se mantenía en perfecto
equilibrio sobre unas sandalias de tacón con plataforma. Aun así, todo el mundo
era siempre mucho más alto que ella.
Él, eternamente trajeado, tomó sin cuidado su
cintura, atrayéndola hacia sí. Perdió los dedos en el cabello rubio teñido,
ensuciándolo, asqueando a la joven, aun más cuando sintió sus nalgas
aprisionadas en las manos de aquel hombre.
Se dejaba hacer, sin embargo, como tantas
otras veces, como con todos los hombres. Éste era el único que no pagaba por su
sumisión, el único que rompía su cuerpo y alma de muñeca sin dar nada a cambio,
el único que la dejaba impregnada de su sudor, de su olor pegajoso, cuándo,
cómo y dónde él quería.
Su dueño.
No se había dado cuenta, sin embargo, que
aunque el cuerpo seguía siendo de muñeca, su alma ya no lo era. La mirada de la
joven se había vaciado con el tiempo mostrando el nefasto interior.
Se dejaba hacer, la muchacha. Se dejaba como
siempre se había dejado porque sabía que no tendría que aguantarlo mucho más.
En cuanto él se empezó a desabrochar los pantalones, haciéndole un gesto con la
cabeza a ella para que se diera la vuelta, se alejó unos pasos e hizo
lo que mejor sabía hacer: usar su cuerpo.
Fue agachándose frente a él, de espaldas, sin
flexionar las rodillas, mientras se bajaba el tanga por las piernas con
lentitud. Llegó a los pies, se quitó una sandalia, luego la otra, dejó la
prenda en el suelo, apoyó las manos y no se movió más.
El hombre se acercó, levantó su vestido, y
cuando ella sintió aquella enorme y sudorosa mano posada en su cadera, agarró
la sandalia izquierda y se irguió. Giró, plantándole cara, y le asestó un
golpe con el tacón. Eran sus mejores zapatos, con tacones de metal. Se
volvieron su mejor aliado cuando se dio cuenta de que podía afilarlos para
transformarlos en armas.
Se abalanzó sobre él como una hormiga roja
intentando comerse una cucaracha. Ambos cayeron al suelo. El hombro del
asqueroso hombre sangraba, el tacón levantado por el flaco brazo de la muchacha
goteaba el líquido rojo en su camisa, los siguientes golpes abrieron heridas
profundas en su pecho.
La chica descargaba su asco, su ira, su
desprecio soltando gritos cortos, gruñidos, hasta que el hombre apenas
respiraba. Entonces se levantó, se colocó la ropa, se calzó. Estaba salpicada
de sangre. No le importó.
Se acercó al agonizante, puso el pie
izquierdo sobre su rostro, dejando el tacón a escasos milímetros del ojo. Le
pareció oír una súplica antes de apoyar su peso en esa pierna mientras decía:
-No soy pequeña.
***
Bueno, y este ha sido mi drabble para el proyecto #DosCeros de Reivindicando Blogger. AQUÍ podéis ver la lista de participantes por si queréis leer más relatos de menos de 500 palabras ^^ Como habréis deducido por la frase de Orwell que hay arriba, teníamos que basarnos en una serie de frases que los admins propusieron, y yo elegí esa. No sé cómo ha surgido este asunto de esa frase... pero ha pasado. Espero que el resultado os haya gustado, eso sí :P
¡Un abrazo muy fuerte para todos!
Bravó Ju, ¡bravó! Me has dejado totalmente anonada con este drabble, en serio.
ResponderEliminarEs más que obvio que no puedes hacer personajes débiles, que al final se mantengan como al principio.
Un beso de pera, Van.
Puedo hacer personajes débiles, pero... ¿quiero? Esa es la pregunta xD
EliminarY por supuesto que los cambio, es lo mejor de crear un personaje, le moldeas a tu gusto y le cambias.
Me alegra mucho que te haya gustado tanto ^^ Muchas gracias por leerlo y comentarlo.
¡Un abrazo!
Tan de tu estilo <33 Es que me encanta, de verdad. Y el final es tan boooom, en tu puta cara.
ResponderEliminarCreo que ha quedado genial, en serio. Además, no sé por qué, me ha recordad muchísimo a Sangre Sobre el Pan. La morriña de la historia, será xDD
Un beso,
C.
Muy, MUY de mi estilo, lo sé. No me he cortado ni un poquito. Tenía que ser así.
EliminarY tan en su puta cara xDDD Taconazo en el ojo, ni más ni menos.
Ya me dirás por qué te ha recordado a SSEP que tengo curiosidad.
En fin, es fantástico que te haya gustado ^^
Un besazo y gracias por comentar y leer :3
Ay, Misora, justo en mis sentimientos. ¿Pero cómo, cómo has llegado hasta mi corazón si suelo esconderlo en el bote de las galletas? Ha sido increíble, una historia dura y cruel, pero con un final tan necesario como agua de mayo. De verdad, estupendo, me has dejado rota, ahora sí que me pega el pseudónimo. Mi más sincera enhorabuena.
ResponderEliminarUn frío beso,
Emily
Genial como siempre. Te superas cada vez. No esperaba menos dr ti.
ResponderEliminarTk
Epo Zena
Eres una bruta Misora xDD y me encanta tu sinceridad al escribir, no tienes pelos en la lengua y eso es maravilloso. Adoro tu estilo. La historia muy buena, y el final, qué final. Me lo he imaginado en la cabeza y buff. Un relato bestial. Muy bueno. Después de reírme con el título me encuentro esto y flipando me hallo. Un abrazo enorme
ResponderEliminar¡OH POR FAVOR! ¡Ha sido bestialmente genial! Va a ser verdad eso que dicen de que los zapatos son los mejores amigos de las mujeres ja, ja, ja. ¡Mi enhorabuena!
ResponderEliminarUn saludo, Vic desde smoking-crayons.blogspot.com.es
Wow, qué interesante lo de tomar literalmente al hombre en la frase, me pareció muy creativo. Y hasta me alegré por el final, jajaja. Me encantó.
ResponderEliminar¡Besos!
Brutal pero muy guay. Desde luego has sido muy creativa :)
ResponderEliminarUn beso
Angie
OH JULIA. Dios. Es brutal. Ha sido lo máximo eso de sólo usar diálogos al principio y al final y que estén relacionados. Eso es lo que más me ha llamado la atención: lo bien organizado que está, y la pedazo de sorpresa del final. Es amargo, directo... Buah. Muy tuyo. Sigue así y gracias por escribir estas cosas :)
ResponderEliminar¡Un beso!
Étincelle
Brutal!!! Ha sido terriblemente brutal. No se puede mencionar otra cosa... Como el asco de la chica se transforma en ira.
ResponderEliminarSublime.
Un saludo.
Estoy de acuerdo con Paco, la idea de enmarcar la acción dentro del diálogo es brillante, hace que el texto quede redondo.
ResponderEliminarMe encantó